Por José Octavio Bordón – Embajador de la Argentina en Chile

Los actos conmemorativos que realizarán las Fuerzas Aéreas de Argentina y de Chile paralelamente en las ciudades de Mendoza y de Santiago de Chile para rememorar los 100 años de un gran hito histórico en la aeronáuticas de ambos países, como fue el primer cruce aéreo de los Andes, lleva a reflexionar sobre los cruces aéreos emblemáticos que marcaron la historia de la aviación, especialmente en nuestra Sudamérica.

En los inicios de la aviación, fueron determinantes las hazañas logradas por aviadores europeos, principalmente franceses. Las más significativas y recordadas fueron el cruce del Canal de la Mancha por el piloto Luis Bleriot, en 1909, y el de Los Alpes por el peruano Jorge Chávez, en 1910.

Ambas travesías avivaron sueños que incentivaron una acelerada carrera por vencer obstáculos en cualquier parte del mundo por la vía aérea.

Es así como en Argentina se recuerda el raid Buenos Aires-Montevideo, Montevideo-Buenos Aires -un recorrido que triplica la distancia volada por el francés Bleriot en su cruce del Canal de la Mancha- realizado en 1912 por un conscripto del Ejército Argentino, el Cabo Pablo Teodoro Fells.

Y también en este entusiasmo pionero se enmarca la hazaña del aviador chileno Clodomiro Figueroa Ponce, quien en 1913, voló 300 kms entre Batuco-Valparaíso-Santiago, una distancia en ese entonces inédita en el cono sur de América.

Luego, argentinos y chilenos comenzaron a ponerse el desafío de atravesar la Cordillera de los Andes. Uno de los que soñaba con realizar dicha hazaña fue el globonauta y aviador argentino, Jorge Newbery, ideólogo del llamado “Cruce de los Andes en un aparato más pesado que el aire”, quien intentó volar por sobre la ruta histórica del General San Martín.

Primero en globo y luego, en 1914, en un monoplano Morane Saulnier, si bien logró batir el récord sudamericano de altura alcanzando los 6.225 metros, no consiguió cristalizar el sueño de todos los aviadores de esta parte del continente debido a su prematura muerte.

Los intentos continuaron en 1914, cuando el segundo brevet de la Escuela de Aviación Militar, Ingeniero Alberto Roque Mascías, inició su solitario vuelo que debía llevarlo a dar el gran salto, pero que quedó truncado luego de un difícil recorrido y tras un fuerte accidente. En 1916, los aeronautas argentinos Eduardo Bradley y José María Zuloaga, vencieron la cordillera entre Santiago y Mendoza, cruzando los Andes en un globo aerostático. Y en 1917, para el centenario de la batalla de Chacabuco, el Teniente argentino Pedro Zanni intentó el cruce en avión, sin lograrlo.

En 1917, el aviador militar argentino Teniente Luis Cenobio Candelaria, quien recibió su brevet en la Escuela Militar de Aviación de El Palomar, también tenía como gran anhelo cruzar la Cordillera de Los Andes por Mendoza, pero por ser un aviador sin la experiencia necesaria, se le denegó el permiso para intentarlo.

Sin embargo, en 1918, logró que se le ponga a disposición un monoplano Morane Saulnier de 1913, con la instrucción de patrullar los cielos de la Patagonia. Es así que, finalmente, el 13 de abril de ese año el pequeño avión de Candelaria despegó desde Zapala hacia hacia la cordillera en busca de Temuco, logrando aterrizar de emergencia en un potrero cercano a Cunco.

Candelaria fue acogido con cordialidad por las autoridades civiles y militares de Temuco y Santiago. Hubo admiración y homenajes por el aviador que había cruzado la Cordillera y unido Argentina con Chile volando a 4.000 metros de altura.

Al presente, la hazaña de Candelaria es considerada como el primer vuelo internacional entre ambos países.

En Chile, este mismo sueño también ya había calado profundo en los aviadores pioneros. Luego de los intentos del aviador civil Clodomiro Figueroa, en 1913, se dictó una Ley con estímulos que incluían una medalla y una suma de dinero como premio para quien lograra atravesar la Cordillera en avión entre los paralelos 31 y 35 de latitud Sur.

En 1918, luego de que el piloto chileno Dagoberto Godoy lograra un destacable vuelo logrando una altura de 5.500 metros, obtuvo la autorización para efectuar el vuelo decisivo sobre el macizo cordillerano. Godoy realizó ese sueño cuando el 12 de diciembre, en horas de la madrugada, concluyó su épico vuelo en en lugar denominado Lagunitas, en las cercanías de Mendoza, donde hizo un aterrizaje de emergencia. Para Chile, éste fue el gran hito de la aviación militar pionera.

Éste era el escenario de la época, mientras en Europa se estaba viviendo la I Gran Guerra Mundial, en Sudamérica, se estaba desarrollando una aviación para la paz, que pugnaba por descubrir nuevos horizontes. Y allí, estaban nuestros aviadores tratando de lograr atravesar la Cordillera de los Andes. Estos dos vuelos, los de los pilotos Candelaria y Godoy sucesivamente, son dos hitos centenarios de la aviación de nuestros países, si bien fueron vuelos de diferentes características y complejidades, ambos no sólo han plasmado el sueño de varios pilotos que intentaron realizar la misma travesía sino que marcaron la historia de nuestra aviación, como una muestra inexorable de integración.

Fuente: Diario Los Andes (Mendoza).