La identidad sanjuanina se vio como pocas veces reflejada anoche en un escenario, cuando las luces se apagaron y más de 400 artistas pusieron sobre tablas una historia que nos toca y marca a San Juan: la de Deolinda Correa, que simboliza el coraje de los sanjuaninos, que saben hacer del desierto su hogar.
En la previa del show, se sortearon tres motos, una entre quienes participaron de la elección de la Reina enviando SMS y las restantes entre los presentes en el Autódromo.
El plato fuerte comenzó pasadas las 21 ante un Eduardo Copello repleto de sanjuaninos y turistas que desde temprano colmaron los cerros que ofrecen un escenario natural único en el país y compartieron la previa entre mates y la ansiedad por el inicio del show.
Al grito de “Buenas noches San Juan, buenas noches Argentina”, Marcela Podda marcaba el inicio de la velada, junto a Gustavo Toledano y Jorge Pascual Recabarren.
Minutos antes de la elección la reina y virreina salientes tuvieron emotivas palabras de agradecimiento después de un año de reinado y se despidieron envueltas en el cariño de la gente.
Luego llegó el turno de la coronación de Jocelyn Mauro, de Capital y Florencia Valdez, de Albardón, flamantes reina y virreina del Sol respectivamente, quienes durante el próximo año representarán a los sanjuaninos en todo el país.
Una vez finalizada la coronación, habitantes de Vallecito, donde se encuentra el santuario de la Difunta Correa, compartieron sus testimonios de fe, vinculados con nuestra Deolinda Correa: su legado, el santuario, el pueblo, la unión vecinal, la escuela, el camión regador.
También dio su testimonio Ruth Zeballos, nieta del arriero Zeballos, quien construyó la primera capilla en honor a la Difunta Correa, la cual aún se encuentra al pie del Santuario de la Difunta Correa.
Pasadas, las 22.30 horas, más 400 artistas comenzaron a desarrollar la temática especialmente desarrollada para esta edición de la FNS, titulada “Difunta Correa, Amor de Madre”, que relató paso a paso y con una ejecución perfecta aunque no exenta de plena emoción la vida y pasión de la Difunta.
La obra, mediante una serie de escenas que tuvieron como marco un gigantesco escenario montado en la quebrada zondina, recorrió la vida y pasión de Deolinda Correa, quien atravesó el desierto sanjuanino a pie, llevando a su bebé en brazos y siguiendo los pasos de su marido, que había sido reclutado para la guerra.
A través de la música y la danza, de las imágenes y de las esculturas áreas, la historia de esta emblemática figura sanjuanina resonó entre los cerros, emocionando a quienes estaban presentes pero también a todos aquellos que siguieron la transmisión por televisión y a través de internet desde todos los rincones del mundo.
Ella murió de sed pero su hijo sobrevivió milagrosamente y con su muerte nació una leyenda que aún hoy atraviesa el corazón de los sanjuaninos, convirtiéndose en uno de los íconos más significativos de este pueblo.
Los fuegos artificiales fueron el cierre de una noche, que como cada febrero hizo brillar a San Juan.