Compartimos la opinión escrita* por Paulina Nazal, directora general de Direcon, Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile.

“Las delegaciones de Chile y Argentina se reunieron para iniciar las negociaciones tendientes a alcanzar un acuerdo de liberalización comercial entre ambos países, el cual profundizará los alcances de lo acordado con el país trasandino en el marco de nuestro acuerdo con Mercosur (ACE N° 35).

Ciertamente, la integración con los países de América Latina es una de las prioridades que guían nuestra política exterior, sobre todo en un escenario donde los distintos bloques económicos logran cada vez mayor supremacía. En el caso de Argentina, esperamos que esta iniciativa de un mayor estímulo al comercio a nivel de todas las regiones, apoyando la descentralización de nuestro país. La concentración del poder económico y político en Santiago limita las potencialidades productivas y de desarrollo social de Chile.

Estas dos prioridades, que hasta hace poco se trataban en forma separada, pueden hoy potenciarse mutuamente a través de lo que se denomina integración sub-nacional. Los decididos esfuerzos de integración productiva que han surgido entre regiones de Chile con provincias de Argentina, Perú, Paraguay, Uruguay y Brasil, lo confirman. Y para ello han contado con la creciente profundización de nuestros acuerdos comerciales que ha facilitado el tránsito de bienes, servicios y personas, así como la acumulación de origen y también el movimiento de inversiones.

Gracias a esos instrumentos los empresarios chilenos en el norte, sur o centro del país pueden acordar alianzas con empresarios de las provincias fronterizas de las naciones vecinas, creando cadenas de valor, potenciando actividades productivas con mayor grado de transformación y, al mismo tiempo, promoviendo exportaciones más competitivas en el mercado mundial, para mutuo beneficio. Por ahora estamos desplegando iniciativas entre los sectores públicos y privados para identificar y avanzar en estas alianzas empresariales, como para utilizar plenamente los tratados de libre comercio suscritos por Chile, especialmente con los países del Asia-Pacífico, ampliando así nuestra presencia exportadora en estos mercados.

En esta dirección, y en el caso de Argentina, ya se han realizado exitosas macro ruedas de negocios en Mendoza y Neuquén, con un alto número de empresas participantes y acercamientos productivos en la lógica de las cadenas de valor. Y estamos trabajando para continuar con este plan durante 2017. No obstante, sabemos que es preciso avanzar mucho más. Ello requiere adicionales esfuerzos en las regiones de Chile, así como vínculos más estrechos entre funcionarios regionales y provinciales a ambos lados de las fronteras.

Por eso es clave la decisión de profundizar nuestra relación comercial con Argentina, anunciada durante el último encuentro binacional realizado en Buenos Aires en diciembre pasado. Esta negociación abordará una serie de nuevos temas, con lo cual pretendemos ampliar el comercio no sólo en bienes sino también en servicios, con especial enfoque en las oportunidades para las pymes. Estamos convencidos de que los principales beneficiados serán nuestras regiones.

También son fundamentales los avances alcanzados en la Alianza Pacífico (AP), con la puesta en vigencia en mayo del Protocolo Comercial, que dan cuenta de que la integración es posible. Aquí además hemos sido perseverantes en que la AP debe converger con el Mercosur para ayudar a fortalecer la integración de toda América latina.

En el mundo actual el comercio internacional se caracteriza por un notable predominio de la importación y exportación de bienes y servicios intermedios. Por ello la importancia de perseverar para que las alianzas productivas entre países cercanos ayuden a nuestras economías a encadenarse, de modo de diversificar nuestra estructura económica, todavía muy dependiente de recursos naturales.

Complementariamente, la ampliación y modernización de la infraestructura de nuestros países es ineludible para favorecer efectivamente esta integración sub-nacional y al mismo tiempo mejorar nuestra competitividad en los mercados mundiales. Debemos ampliar puertos, construir más pasos fronterizos, mejorar carreteras y, también, fortalecer la eficiencia y disponibilidad de los servicios de transporte, incluido almacenaje y empaquetado, así como los centros de consolidación.

Estamos convencidos que los entendimientos sub-nacionales junto a la descentralización regional son esfuerzos complementarios para hacer más efectiva la integración entre nuestros países y, al mismo tiempo, necesarios aprovechar más plenamente los acuerdos comerciales”.

*Fuente: Pulso (Chile).