Horacio Ferreyra es un experto en Educación que desde la provincia de Córdoba, Argentina, llegó hasta San Juan para poder compartir el 1º Encuentro Binacional de Políticas Educativas con autoridades sanjuaninas y coquimbanas del sector. En esta entrevista comparte su punto de vista teniendo en cuenta la integración de los sistemas educativos de Argentina y Chile.
– ¿Cuáles son las primeras conclusiones que saca al comparar la educación argentina y chilena?
Éstas son siempre oportunidades para poder aprender comparativamente y por ahí contribuir con la mejora de los sistemas educativos. Creo que se está dando un puntapié inicial a una actividad en la que no solamente se van a poder discutir cuestiones que son obvias, como por ejemplo ver la comparativa de cuando un chico ingresa a primer grado acá o cuando ingresa en Chile, o dónde hace la preparatoria, o tal o cual nivel educativo. Me parece que más allá de eso van a empezarse a discutir cuestiones de fondo de pedagogía, de conceptos nuevos que los países tienen que comenzar a abordar, como por ejemplo el concepto de interculturalidad para que nos ayude más a ser ciudadanos de este mundo. Conceptos que tienen que ver también con el uso de las tecnologías de la información y la comunicación en ambos países que tienen similitudes pero también tienen diferencias. Creo que en ese sentido se va a ir avanzando en este diálogo entre los países y estas dos regiones en vistas a la construcción del Túnel de Agua Negra, que va a ir dando una mirada que no solo es económica y política sino que fuertemente también es educativa y cultural. Los cambios, las integraciones de las cuestiones culturales, el respeto por la cultura del otro, van a ser cuestiones muy importantes a trabajar.
Horacio Ferreyra:
“Con el Túnel de Agua Negra,
los cambios, las integraciones culturales,
el respeto por la cultura del otro,
van a ser cuestiones muy importantes a trabajar”.
-¿Cuáles son los puntos en común o las diferencias en los sistemas educativos de ambos países?
Una de las primeras cuestiones es que nosotros estamos apostando a una educación de 14 años de obligatoriedad y Chile tiene 13. En Chile, por ejemplo, se trabaja fuertemente la evaluación del desempeño docente, y en Argentina todavía existe el concepto profesional docente. Estas son algunas diferencias. En Argentina se trabajan los aprendizajes prioritarios a nivel país y cada jurisdicción hace su propio diseño curricular. En Chile esto no se da de esta manera, hay un estándar federal que atraviesa todas las regiones. Estas diferencias y puntos de contacto servirán para ir trabajando los puntos de encuentro y que cuestiones uno debe profundizar, qué cosas debe involucrar con más intensidad, qué cosas están más débiles. Esto ayuda mucho a aprender, la educación comparada es riquísima para la mirada y la construcción colectiva sobre qué podemos hacer.
– Como argentino, ¿hay algo que particularmente te llame la atención del sistema educativo chileno?
Los nuevos estándares chilenos proponen que el 30% de la carga horaria de una escuela secundaria es de autonomía de la institución. Esto es muy novedoso, me gustaría ir a ver cómo se va a instalar en su país porque da un lente interesante para poder construir proyectos con mucha mayor identidad y fuerza. La educación es como una ventana, y la educación comparada abre horizontes de posibilidades y es muy rico poder verla. Siempre uno encuentra algo que la hace particular como también los argentinos tenemos nuestras particularidades.
-Justamente la importancia de estos encuentros es que cada parte se enriquezca con la otra e incorpore lo que puede llegar a adaptar…
Así es, yo creo que haciendo las adaptaciones correspondientes, las adecuaciones, todo es trasladable. Lo que no tenemos que olvidar acá es que los contextos a veces son distintos y que Chile está en un contexto y la Argentina está en otro, que hay variables políticas, sociales, culturales, científicas y tecnológicas que son distintas. Por eso, cuando uno compara sistemas educativos es muy bueno hacer todo este análisis previo que permite poner en situación las decisiones que se van tomando y fundamentalmente lo que yo valoro de este encuentro es que nadie enjuició a nadie sino que todos aprendimos. Nadie tiene la respuesta correcta, sino que todos estamos aprendiendo y buscando los puntos de contacto y sobre las diferencias, tratar de acordar en un documento posterior para que ambos países puedan firmar y facilite fundamentalmente la construcción de ciudadanía, tanto para los chilenos como para los argentinos.
Horacio Ferreyra:
“En este encuentro nadie enjuició a nadie,
sino que todos aprendimos. Nadie tiene la
respuesta correcta, sino que todos estamos
aprendiendo y buscando los puntos de contacto
y las diferencias”.
-Como experto en educación, ¿cómo ve el camino que transita Chile para alcanzar una educación superior gratuita y pública?
Creo que en esa comparativa de la que hablábamos, la Argentina ya tiene un camino recorrido en esto. Ellos debaten este tema en términos de inclusión y búsqueda de calidad. Creo que acá nosotros podemos acompañar estos procesos y ellos también enseñarnos algunas otras cuestiones, como por ejemplo todo el desarrollo de currículum por competencia en la educación superior, que me parece que son claves para poder ser ciudadanos de este mundo, que los profesionales argentinos puedan viajar a otros países y, como somos muy bien reconocidos, también podamos seguir siendo súper bien reconocidos en el extranjero por nuestras competencias en el desempeño profesional. Creo que esto es un diálogo que se empieza a construir y apuesto a que Chile logre una educación superior para todos en su país y me parece clave que nosotros en la Argentina nos haga ver los avances que hemos tenido en la historia, que sigamos apostando porque todavía falta que esto se concretice para que todos los ciudadanos podamos acceder a la educación superior, porque cuanto más niveles educativos tenemos, son mayores los niveles de desempeño que vamos teniendo en participación ciudadana, en comunicación, en el trabajo, y creo que eso está probado en el mundo. Hace falta también que nosotros no creamos que logramos todo, sino ver cómo le seguimos apostando para que esto mejore.
-El contexto actual de Argentina, ¿amenaza la educación gratuita y pública?
Estamos en un momento que aparecen blancos-negros, algunos grises. No estaría en condiciones de poder afirmar una cuestión ni para aquí ni para allá. Sí estoy comprometido con trabajar por una educación de calidad para todos y entre todos, porque esto no se construye sólo desde una línea política o de un determinado lugar sino de manera conjunta y colectiva. Debemos ir viendo cómo vamos a avanzar para que todos podamos tener acceso a la educación. Por eso, y esto es una recomendación y una invitación a que no sigamos pensando la educación sólo desde los lugares que dominan ciertas técnicas o tiene ciertas riquezas, sino también que escuchemos las voces de los más humildes, porque también requieren educación, lo que pasa es que nos están demandando otras cosas que hacen que tengamos que cambiar muchas de las cuestiones que veníamos haciendo. Entonces creo que escuchando todas las voces, llevando a la periferia al centro y viceversa, vamos a poder construir muchas cosas.