La Zona Franca de Jáchal, un proyecto que estuvo congelado durante más de tres décadas, ha vuelto a cobrar relevancia como una herramienta estratégica para el desarrollo económico del norte de San Juan. Tras años de incertidumbre y disputas políticas, el gobierno provincial ha logrado recuperar el derecho a su implementación, lo que representa una oportunidad única para transformar la región.

Un proyecto con historia

En 1994, la provincia de San Juan adhirió a la Ley Nacional de Zonas Francas, designando a Jáchal como sede de esta herramienta. Sin embargo, a lo largo de los años, el proyecto fue postergado debido a disputas internas, cambios de administración y falta de visión estratégica. En años recientes, se intentó trasladar la zona franca a otro departamento, lo que habría implicado perder el derecho adquirido. Gracias a una gestión de reactivación técnica, ese derecho fue recuperado, pero la advertencia queda: cuando el desarrollo se convierte en botín político, lo que se pierde no es un punto en el mapa, sino una generación entera de oportunidades.

Una oportunidad para el desarrollo

La zona franca no es solo una exención impositiva, sino una plataforma para el desarrollo económico. Permite a las empresas operar con un régimen fiscal especial: importar bienes de capital sin impuestos, almacenar insumos, industrializar con menor carga tributaria y exportar con mayor competitividad. En el caso de Jáchal, este concepto adquiere un valor mucho más profundo: se convierte en una política de reparación histórica y desarrollo autónomo.

Jáchal reúne las condiciones geográficas, viales y humanas para hacer realidad este proyecto. Está a pocos kilómetros del Paso de Agua Negra, tiene rutas activas y suelo disponible. Posee una sociedad civil consciente, una historia de lucha por el cuidado del agua y un capital humano que espera ser convocado.

Un desafío colectivo

La implementación de la zona franca requiere un compromiso colectivo. No debe ser patrimonio de un partido político, sino un consenso de desarrollo. Cámaras empresarias, sindicatos, universidades, organizaciones barriales y cooperativas deben sentarse en la misma mesa. La única bandera que debe flamear en el predio aduanero es la del desarrollo justo y sostenible.

La recuperación del derecho a la Zona Franca de Jáchal es una oportunidad histórica para el norte de San Juan. Si se implementa con visión estratégica y compromiso colectivo, puede ser el punto de apoyo que permita a la región mover su mundo hacia un futuro de desarrollo y prosperidad.