El empresario argentino Ezequiel Eskenazi está cumpliendo su sueño visionario al pie de las sierras de Zonda, en San Juan, tierra que la siente propia, de hecho habla como un sanjuanino más: “Los sanjuaninos tenemos que valorar esto”, expresa en medio de yuyos, piedras y sonidos de pájaros, contagiando su pasión por lo que es nuestro lugar en el mundo, que nos parece común pero relatado por él resulta ser extraordinario.

Allí, en medio de la sierra con vistas de postales de San Juan, no quiere construir un hotel 5 estrellas con casino. Su proyecto es más simple y necesario: él sueña con que San Juan produzca un vino 100 puntos que sea sinónimo de una experiencia inolvidable junto a la naturaleza agreste, levemente intervenida a través del arte, arquitectura y paisajismo autóctonos, para cuidar la fauna libre. De esa manera, asegura, San Juan se posicionaría a nivel turístico.

Terroir (suma del clima y suelo), conservación y arte, resumen el proyecto que Ezequiel Eskenazi desarrolla en Zonda.

¿Cómo te enamoraste de Zonda?

Recorrí un año San Juan buscando un lugar para plantar. Gracias a Rodolfo García, que es el alma mater que empuja el carro todos los días en la finca, pisé Zonda y me quedé enamorado desde el primer día que llegué. Dije “es éste el lugar”. Fueron peleas con mi padre, que se rehusaba a que nos metamos en un pedregal, porque él estaba acostumbrado al manejo del campo con tierra fértil y mucho más fácil que esto, que es piedra caliza, arena y arcilla. Pero este paisaje es único, increíble, me enamoró. Entonces trajimos profesionales de distintos países, como Israel, Italia y Estados Unidos, que analizaron los suelos y el clima. Así lo convencimos que este lugar tenía un potencial enorme y así se demostró.

Por nombrar algunos ejemplos, sos muy cercano a la Escuela Agrotécnica de Zonda, te interesa la conservación del humedal del departamento… Es decir, no es sólo un enamoramiento, es un compromiso con la comunidad también.

Siempre donde estoy trato de ser parte y de colaborar, porque hay que armar cadenas. En Zonda, en su momento con el Chango Sancassani, pudimos hacer cosas importantes, como un plan de ordenamiento urbano; con Marcio Meglioli, que en ese momento era diputado, pudimos proteger el humedal que estaba completamente desprotegido. Y ahora lo que estoy planteando es formar una reserva natural en Zonda y me gustaría que el eje sea el Parque Faunístico, el Humedal y la Reserva, y todo interactuado entre los distintos protagonistas.

¿Sentís acompañamiento para trabajar en ese sentido?

Siempre he intentado armar equipos de trabajos con las autoridades municipales, pero con los últimos intendentes a mí en Zonda me ha sido imposible y te aseguro que siempre he estado a disposición. Zonda es un departamento protagonista de San Juan, porque tiene que instalarse como el departamento ecológico de la provincia. Está a media hora de la ciudad y tiene un potencial de naturaleza increíble. Todo este paisaje debe tener una protección. El estado tiene que articular con los privados. Zonda merece una atención desde el gobierno provincial, desde las autoridades de turismo, para darle protagonismo es en el tema de la conservación. No puede ser que todavía tengamos cazadores furtivos, motos y cuatriciclos que andan sin criterio, entonces tiene que haber regulación para que haya zonas tangibles y zonas intangibles, como en cualquier reserva. Sino las próximas generaciones se van a encontrar con un paisaje diezmado.

Acá se conjuga la ciencia, a través del trabajo de los biólogos de la UNSJ; la cultura, a través de las instalaciones artísticas; la vitivinicultura, a través de la producción de la tierra… ¿Cuál es la proyección de este gran espacio?

Lo que yo me imagino es que llegue un turista extranjero y diga “che, ¿qué puedo ir a ver además del Valle de la Luna?”, que es por lo único que conocen San Juan. Esta provincia también tiene San Guillermo, Cuesta del Viento, Barreal… en fin, millones de cosas para mostrar. Mi sueño es que les digan a esos turistas “andá a Zonda a probar los mejores vinos de San Juan, un paisaje que no vas a poder creer, andá a ver fauna, andá a ver arte, y que el turista pueda ver Cuyo hasta en la arquitectura. Nosotros nos tenemos que diferenciar de otros destinos turísticos por lo que podemos ofrecer. Vamos a ser distintos y a eso tenemos que valorizarnos y distinguirnos.

¿Será que somos una cultura sísmica? Se nos ha caído dos veces la ciudad y nos cuesta creer que ahora sí es posible construir sin que se vuelva a caer…

Creo que no es culpa de otro que San Juan no se conozca, sino que es culpa de nosotros los sanjuaninos. Eso hay que asumirlo para resolver el problema. San Juan se conoce muy poco. El gran polo cultural del Mozarteum, del Teatro del Bicentenario, de la Orquesta, que pocas provincias tienen, no se conoce. No se conocen vinos en cartas de restaurantes. Tiene que haber una política de estado para ese posicionamiento en todos los aspectos. La gente de San Juan es muy hospitalaria y cálida. Hoy los turistas quieren eso, quieren lo natural. Ya están hartos de lo clásico del turismo masivo. Tenemos que explotar nosotros el turismo a través de las experiencias. Es la gran tarea que tiene San Juan por delante, y esto no es un tema de signos políticos, sino de un pueblo que levante su autoestima y salga al mundo que salga a mostrarse tal cual es.

¿Ese cambio cultural se instalará definitivamente con el Túnel de Agua Negra?

San Juan tiene una oportunidad única con el Túnel de Agua Negra que será el futuro Canal de Panamá. Esta comunicación de Atlántico – Pacífico, a través de Brasil, Argentina y Chile, lo pone a San Juan en un lugar privilegiado en el mapa a nivel nacional e internacional. Y hay que pensarlo a futuro para poder crecer también en función de eso.